El Modelo de la Ética Procedimental: Formalismo y Argumentación en el Derecho

 El artículo "El Modelo de la Ética Procedimental: Formalismo y Argumentación en el Derecho" explora cómo la ética procedimental, una corriente influenciada por Kant y desarrollada por pensadores como Habermas y Apel, intersecta la teoría del derecho con la filosofía moral, centrándose en el razonamiento práctico y el discurso argumentativo para definir lo justo en la sociedad contemporánea.

En primer lugar, la ética procedimental se distingue por su enfoque en la estructuración de lo justo público mediante el proceso deliberativo y la argumentación racional. A diferencia de otros enfoques éticos que prescriben normas basadas en conceptos de felicidad individual, la ética procedimental postula que tales definiciones deben reservarse al ámbito privado, dejando la esfera pública para la formulación de principios de justicia universalmente aceptables a través del diálogo libre de coacciones.

Carlos Thiebaut y otros filósofos han caracterizado las éticas procedimentales contemporáneas como basadas en la idea de que el discurso ético debe someter las normas a un examen de universalidad mediante el consenso racional. Esta perspectiva se fundamenta en la ética discursiva de Habermas, que reconstruye el imperativo categórico de Kant, enfocándose en la capacidad del discurso libre de coerción para establecer normas moralmente válidas y jurídicamente justas.

La teoría del discurso de Habermas postula que la comunicación debe ser libre y abierta, permitiendo a todos los participantes discutir y fundamentar sus puntos de vista sin restricciones externas. Esto facilita la cooperación solidaria entre individuos para alcanzar consensos sobre los principios de justicia que guiarán la sociedad.

En el ámbito jurídico, esta concepción se traduce en la necesidad de procedimientos legales que sean no solo justos en su aplicación, sino también legitimados por procesos de deliberación y argumentación que aseguren su imparcialidad y validez. Habermas argumenta que la legalidad procedimental en el derecho moderno debe integrar estos principios para garantizar una justicia que no solo cumpla con criterios institucionales, sino que también sea éticamente fundamentada y moralmente aceptable para todos los afectados.

Robert Alexy, por su parte, desarrolla una teoría de la argumentación jurídica que conecta el discurso práctico racional con la fundamentación del derecho. Para Alexy, el derecho debe ser visto como una extensión del discurso argumentativo, donde las normas son evaluadas y justificadas a través de un diálogo continuo que respete la igualdad de derechos y la capacidad de todos los individuos para participar en el proceso de creación y revisión de normas.

La ética procedimental no solo busca estructurar lo justo en la sociedad mediante el diálogo libre y consensual, sino que también promueve la integración de estos principios en la práctica jurídica para asegurar una justicia fundamentada en la razón práctica y la moralidad compartida. Este enfoque no solo enriquece la teoría del derecho, sino que también fortalece las bases éticas sobre las cuales se fundamenta la convivencia social y política en la era contemporánea.

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